Desde el primer día de su mandato el Presidente Álvaro Uribe impulsó una profunda transformación de la educación en Colombia y, de este modo, puso en marcha una gran Revolución Educativa.

Revolución Educativa

La educación, fuente fundamental del capital humano, es la más poderosa herramienta de reducción de inequidad social.

La educación que recibe un niño o un joven es el mejor predictor de su productividad laboral y, por lo tanto, de la forma en que será valorado y remunerado por el mercado de trabajo.

Por ende, a mayor y mejor educación para un niño, mayor es la probabilidad de que ese niño salga de la pobreza y nunca retorne allí.

Así las cosas, la educación es uno de los mayores propulsores de la cohesión social de una nación.

Fue así como desde el primer día de su mandato el Presidente Álvaro Uribe impulsó y puso en marcha una profunda transformación de la educación en Colombia.

Impulsó una nueva política denominada Revolución Educativa.

Y, efectivamente, fue una política revolucionaria en el buen sentido de la palabra, toda vez que irrigó un volumen de recursos nunca antes visto al sistema educativo colombiano con el claro propósito de logar, por un lado, cobertura universal y, por otro, impulsar con muchísima fuerza la calidad educativa de los niños y jóvenes del país.

Al mismo tiempo se impulsó una educación con pertinencia de contenidos,

científica y analítica, pero también libre, crítica y tolerante.

Una educación en la cual los centros educativos siempre fueron punto de convergencia de diversas opiniones y líneas de pensamiento, pero libres de adoctrinamientos ideológicos.

Sin duda, el impulso que el Presidente Uribe dio a su Revolución Educativa generó avances impresionantes en la reducción de las desigualdades sociales del país:

  • Gracias al programa de Desayunos Infantiles, que para 2010 llegó a beneficiar 1.7 millones de niños y niñas en el país, la tasa de deserción escolar (preescolar, básica y media) se redujo drásticamente al pasar de 8.0% a 5.2% entre 2002 y 2009.
  • Se alcanzó 100% de cobertura en educación media: mientras en 2002 se graduaban anualmente 424 mil bachilleres, al terminar el segundo mandato presidencial de Álvaro Uribe la cifra ascendía a 700 mil estudiantes.
  • Con el propósito de tecnificar a los bachilleres y motivarlos a continuar su preparación profesional, se integraron con el nivel técnico del Sena y otras entidades afines más de 600 mil estudiantes de bachillerato.
  • Entre 2002 y 2010 se crearon y se pusieron en funcionamiento 147 Centros Regionales de Educación Superior (CERES), logrando cobertura en 31 departamentos, beneficiando a 28,761 estudiantes y ofertando 748 programas académicos entre técnicos, tecnológicos, profesionales y posgrado.
  • Se crearon 60 mil cupos de educación superior, de los cuales 32.3% correspondieron al nivel técnico y tecnológico.
  • Se consolidó la educación virtual, de tal manera que en 2010 el país ya tenía 129 programas académicos a distancia con 80% de virtualidad.
  • El Sena se sumó a este avance tecnológico y para 2010 enseñaba inglés a un millón de estudiantes a través de internet y sus plataformas digitales.
  • Gracias a la profunda reforma llevada a cabo en el ICETEX y a la puesta en operación de un sistema de solicitudes de crédito virtual, se rompió con la nefasta intermediación política de antaño y los usuarios de crédito educativo pasaron de 60 mil en 2002 a 300 mil en 2009.
  • Se puso en marcha el Sistema de Información para la Prevención de Deserción, SPADIES, el cual hizo seguimiento a las condiciones socioeconómicas y académicas de más de 3 millones de estudiantes.
  • 300 mil hijos de los hogares cobijados por el programa Familias en Acción pudieron graduarse.
  • El salto en calidad educativa fue mayúsculo gracias a:
    • La introducción del concurso de profesores.
    • La implementación de un nuevo escalafón para docentes públicos, al cual ingresaron 60 mil de ellos.
    • La aplicación de las nuevas Pruebas Saber
    • La incorporación de nuevas herramientas pedagógicas en los currículos de colegios y universidades.

      En síntesis, el gobierno del Presidente Álvaro Uribe puso en marcha una verdadera Revolución Educativa, revolución cuyos ejes fueron la cobertura, la calidad, la pertinencia y la eficiencia en la educación de nuestros niños y nuestros jóvenes.

      De este modo, sus gobiernos lograron que Colombia diera un salto social sin precedentes.

      Salto que, al inducir un mejoramiento en la calidad de vida y bienestar de millones colombianos del presente y del futuro, contribuyó enormemente a la restauración de la cohesión social que nuestro país tanto anhelaba.