El Presidente Uribe entregó un país disparado hacia la prosperidad y el desarrollo económico con cohesión social; conceptos que él y su equipo de gobierno siempre concibieron como el verdadero camino hacia la creación de riqueza para todos y la erradicación de la pobreza en Colombia.

Desarrollo Económico

El crecimiento y el desarrollo económico no son el fin último de la política económica, tampoco son el punto de partida hacia el progreso.

El crecimiento y el desarrollo económico apenas constituyen el camino, pues el inicio es la confianza para trabajar, ahorrar, invertir y emprender, mientras que el verdadero y legítimo destino es la prosperidad, la reducción de la pobreza y, de este modo, el incremento en el bienestar y la calidad de vida de las personas.

Ese camino, que no perfecto, pero que hoy por lo menos parece despejado, a comienzos de este siglo estaba completamente empantanado y destrozado.

En efecto, cuando Álvaro Uribe asumió la Presidencia de Colombia el país atravesaba una crisis económica descomunal, producto de la crisis financiera internacional de finales de los noventa y, como si eso fuera poco, también de la pérdida de confianza en la economía doméstica ante la amenaza terrorista que en ese entonces azotaba a todos los colombianos.

El crecimiento de la producción se encontraba estancado, el desempleo se había disparado, el fisco nacional estaba quebrado y el sector externo de la economía se veía totalmente desequilibrado. En consecuencia, la clase media se contraía, la pobreza crecía, los capitales huían y la industria y el agro nacional se destruían.

Pues bien, el mandato que el pueblo colombiano le dio en 2002 a Álvaro Uribe de restaurar el orden, la autoridad y la seguridad también iba acompañado de una urgente recuperación de la confianza y el crecimiento económico.

Desde luego, desde el día uno de su mandato presidencial, Álvaro Uribe y su equipo de gobierno se dedicaron a trabajar sin cesar para reconstruir la confianza inversionista en nuestro país y, de esta manera, crear más oportunidades de trabajo, emprendimiento, progreso y estabilidad en la economía colombiana.

Fue así como el Presidente Uribe y su equipo económico impulsaron profundas reformas económicas; reformas que permitieron sentar las condiciones de confianza que se requerían en los mercados financieros y en el aparato productivo de Colombia, a saber:

  • Un nuevo impuesto sobre las clases más pudientes para financiar la política de Seguridad Democrática;
  • Un paquete de reformase fiscales que, por un lado, derramó más impuestos y recuperó la estabilidad macroeconómica de la Nación pero que, por otro lado, extendió exenciones tributarias que en ese entonces eran necesarias para dar un impulso a sectores intensivos en puestos de trabajo y, por ende, fundamentales para la recuperación económica y estabilidad social de varias regiones del país.
  • Una reforma pensional que eliminó la crisis que se cernía sobre el sistema de seguridad social;
  • Una reforma laboral esencial para permitirle a la industria, el comercio y otros sectores intensivos en mano de obra, como los servicios y el turismo, enganchar formalmente nuevos trabajadores;
  • Una profunda reforma del Estado, denominada Renovación de la Administración Pública, que permitió suprimir o reorganizar y ajustar en austeridad y eficiencia 514 entidades gubernamentales, gracias a lo cual el fisco obtuvo un ahorro de  5.4 puntos del PIB.

Los resultados en materia de crecimiento y prosperidad económica lo dicen todo.

En efecto, durante los 8 años de gobierno del Presidente Uribe:

  • La inversión extranjera se incrementó en 164%.
  • 150,000 nuevas compañías fueron creadas, expandiéndose particularmente el segmento de micro y pequeñas y medianas empresas.
  • El crecimiento económico promedio del país superó el umbral de 4% anual, alcanzando incluso niveles históricos de 2% y 6.7% durante los años 2006 y 2007, respectivamente (fuente: DANE).
  • Gracias a esto se generaron 3’668,000 puestos de trabajo en Colombia entre agosto de 2002 y el mismo mes en 2010 (fuente: DANE).
  • En consecuencia, la tasa de desempleo nacional pasó de 15.8% a 11.2 % en ese lapso (fuente: DANE).
  • En las 13 principales ciudades la caída en esta métrica fue muy pronunciada, al pasar de 18.3% a 12.2% durante ese mismo período (fuente: DANE).
  • En las cabeceras rurales la generación de puestos de trabajo también se aceleró significativamente, como quiera que el índice de desempleo bajó de 15.8% a 11.8% en el mismo lapso (fuente: DANE).
  • La capacidad adquisitiva del pueblo colombiano se incrementó de manera importante, toda vez que la tasa de inflación cayó más de 60% al pasar de 5.98% en agosto de 2002 a 2.31% en agosto de 2010 (Fuente: Banco de la República).
  • El ingreso per cápita de los colombianos se disparó dado que el PIB per cápita pasó de $US 2,396 (dólares) en 2002 a $US 6,327 (dólares) en 2010 (fuente Banco Mundial).
  • La sostenibilidad y el equilibrio externo de la Nación se restauró, pues las reservas internacionales del país crecieron 150%, al pasar de $US 10,673 millones (de dólares) en agosto de 2002 a $US 26,712 millones (de dólares) en agosto de 2010 (Fuente: Banco de la República).

Ahora bien, el Presidente Uribe nunca perdió de vista que el fin último que subyacía a tan estupendas cifras de crecimiento y desarrollo económico era la reducción de la pobreza y, por supuesto, el incremento en el bienestar y la calidad de vida de todos los colombianos.

Nuevamente las cifras lo dicen todo.

Cuando la pobreza se mide con el ingreso de las personas, se encuentra que entre 2002 y 2010 3.5 millones de personas salieron de la pobreza y casi 1.7 millones pudieron dejaron una situación de pobreza extrema (fuente: DANE).

Pero medir la pobreza sólo con ingreso, sin tener en cuenta la política social, es un error porque los programas sociales precisamente están orientados en aliviar las condiciones de los más pobres.

Y esto es importante mencionarlo porque sólo en 2009, último año completo de su mandato, el gobierno del Presidente Uribe transfirió 17 billones de pesos a través de sus programas sociales al 40% más pobre de los colombianos.

Así pues, ¿cómo no incorporar el efecto de estos apoyos a la hora de medir la pobreza?

Pues bien, al hacerlo se encuentra que entre 2002 y 2009 4.5 millones de personas dejaron de ser pobres en Colombia.

Por otra parte, el Índice Multidimensional de Pobreza captura un panorama mucho más completo de la pobreza, pues va más allá del mero ingreso de las personas y mide también las privaciones que éstas sufren, por ejemplo, en materia de educación, salud, vivienda, empleo y servicios públicos.

En concreto, a partir de la propia construcción que el Departamento Nacional de Planeación hizo de dicho índice (haciéndolo incluso más exigente que la propia métrica empleada por Naciones Unidas) encontró que, mientras entre 1997 y 2003 el porcentaje de pobres en el país permaneció estancado, entre 2003 y 2008, primer y único año en que la métrica fue publicada durante su gobierno, 6.4 millones de colombianos dejaron de ser pobres.

Sin duda, el Presidente Uribe entregó un país disparado hacia la prosperidad y el desarrollo económico; conceptos que él y su equipo de gobierno siempre concibieron como el camino hacia la creación de riqueza para todos y la erradicación de la pobreza.

Gracias a este gran legado los colombianos pudimos trabajar, emprender, progresar, mejorar la calidad de vida y, por supuesto, aspirar a ser felices en nuestro país, algo que hubiera parecido imposible cuando iniciaba su mandato.

Ciertamente, durante el gobierno de Álvaro Uribe nació la primera generación de colombianos sin memoria del terror y con sueños plausibles de vivir en un país próspero, socialmente justo y encaminado por la verdadera senda del desarrollo.