Agro Ingreso Seguro

LA VERDAD SOBRE EL PROGRAMA AGRO INGRESO SEGURO Y LO QUE SIGNIFICÓ PARA EL AGRO COLOMBIANO

Sea lo primero aclarar que el programa Agro Ingreso Seguro (AIS) fue un programa de ESTADO, soportado en una ley aprobada por el Congreso de la República – Ley 1133 de 2007 –, cuyo propósito fue y sigue siendo mejorar la competitividad y productividad del sector agrícola colombiano.

¿Por qué nació el programa?

Porque el afecto del Presidente Uribe por el campo colombiano es infinito. Porque debido a ese amor que siente por el campo, nunca se cansó de trabajar por los productores agropecuarios de Colombia. Porque el vigor de la agricultura colombiana era pilar fundamental de su política de Seguridad Democrática; política que finalmente liberó a Colombia del yugo terrorista. Porque como hombre de campo que es, él sabe muy bien que todos los agricultores de Colombia, óigase bien TODOS los agricultores de nuestro país, están abocados a enfrentar permanentemente condiciones muy complejas y difíciles, empezando por el volátil clima y las recurrentes plagas del trópico, así como la competencia desleal proveniente del resto del mundo.

Así las cosas, el objetivo de AIS fue, y sigue siendo, permitir que TODOS los agricultores del país, de todos los tamaños, regiones y condiciones pudieran acceder a recursos y estímulos de productividad y, de este modo, competir en condiciones más equitativas con los agricultores del resto del mundo, especialmente ante la entrada en vigencia del TLC con Estados Unidos. Esto quiere decir que el objetivo de AIS nunca fue beneficiar únicamente a los agricultores pobres y excluir a los demás.

Una mirada a la Ley de AIS es suficiente para dejarlo claro:

Artículo 1°. Objeto. La presente Ley tiene como objeto la creación e implementación del programa “Agro, Ingreso Seguro – AIS”, destinado a proteger los ingresos de los productores que resulten afectados, ante las distorsiones derivadas de los mercados externos y a mejorar la competitividad de todo el sector agropecuario nacional, con ocasión de la internacionalización de la economía.

Ahora bien, el que un agricultor mediano o grande tuviera acceso al programa AIS no equivalía a que se le estuviera privando o quitando algún recurso a los pequeños agricultores. Por el contrario, estos últimos siempre tuvieron acceso privilegiado al programa, tal como lo reconoció el entonces Gobernador de Nariño, Dr. Antonio Navarro Wolff, quien no es precisamente un aliado político de Álvaro Uribe.

¿Por qué fue privilegiado el acceso de los pequeños productores al programa AIS?

Porque los diferentes módulos del programa fueron diseñados para que, sin excluir a los demás, los pequeños agricultores siempre tuvieran un cupo fijo de recursos o siempre recibieran un mayor puntaje en sus proyectos. En consecuencia, de los más de 380 mil productores beneficiados por el programa AIS durante el gobierno del Presidente Uribe, 99% fueron pequeños y medianos productores, 84% fueron sólo pequeños y entre ambos grupos recibieron el 86% de los recursos del programa.

Es cierto que algunas personas publicaron tendenciosamente la lista de aportantes a la campaña del Presidente Uribe cruzándola con la lista de beneficiarios de AIS, lista de beneficiarios que, por lo demás, fue publicada por el propio gobierno como parte de su política de transparencia. En cualquier caso, el cruce de las dos listas y la publicación de los 45 nombres que se encontraban en ambas sólo fue otro burdo y rastrero intento de los enemigos del Presidente Uribe de menoscabarlo moral y políticamente acudiendo a distorsiones retorcidas de la verdad.

Desde luego, esto tampoco les funcionó porque:

  • Primero, todos los módulos de AIS eran operados por entidades ajenas al Ministerio de Agricultura; es decir, no había manera en que Álvaro Uribe o sus funcionarios pudieran utilizar el programa para retribuir por algo a alguien.
  • Segundo, en un universo de más de 380.000 beneficiados, el que existan 45 aportantes a la campaña de Uribe (0.0118%) no permite inferir que el programa se haya creado o utilizado para retribuir a los aportantes a su campaña; si algo se puede inferir es todo lo contrario.
  • Más aún, ¿por qué no se cruzaron las listas de aportantes a las campañas de los opositores políticos de Uribe con los incentivos de AIS? Porque muchos de dichos aportantes u opositores también accedieron al programa, tal como se demostró en el debate de control político llevado a cabo en el Congreso de la República.

Lo que sí no se puede desconocer es que un pequeño conjunto de agricultores cometió un fraude con el módulo de riego del programa.

¿Cómo fue el fraude?

Estas personas subdividieron sus plantaciones en 4 o 5 fracciones mediante arrendamientos falsos entre 4 o 5 personas de la misma familia. Fue así como terminaron accediendo a 4 o 5 incentivos de riego en vez de acceder a uno solo, al cual hubieran tenido derecho si hubieran procedido legítima y honestamente. Pues bien, todos los individuos que cometieron fraude aceptaron el delito. Incluso devolvieron al Tesoro Nacional todos los recursos que habían recibido de AIS, a pesar de que ya los habían invertido efectivamente en los respectivos proyectos de riego. Más aún, reconocieron en sus testimonios que la persona que ideó y cobró por implementar el fraude fue un ingeniero particular del departamento del Magdalena. También establecieron en sus testimonios que en el fraude nada tuvieron que ver ni el entonces Ministro de Agricultura, ni el Viceministro, ni los funcionarios esa cartera.

Paradójicamente, y como si todo este episodio fuera propio de un mundo al revés, mientras ni el cerebro del delito, ni quienes se prestaron para este pasaron un solo día en la cárcel, quienes sí terminaron encarcelados fueron los funcionarios del Ministerio de Agricultura. Incluso, el propio Ministro Andrés Felipe Arias fue condenado por la Corte Suprema de Justicia a más de 17 años de cárcel, en medio de un proceso plagado de anomalías y violaciones al debido proceso y su derecho de defensa.

Veamos.

En el juicio al exministro se probó:

  • Que no se robó un solo peso,
  • Que nunca actuó con intención dolosa,
  • Que quienes cometieron el fraude ni siquiera lo conocían,
  • Que ni él, ni sus funcionarios participaron en la selección de los proyectos beneficiados,
  • Que la selección la llevaba a cabo, además con plena autonomía técnica, el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), entidad:
    • Que hace parte de la Organización de Estados Americanos (OEA),
    • Que no tiene ánimo de lucro,
    • Que goza a nivel global de gran trayectoria y reputación en materia de capacidad científica y técnica para la agricultura, y
    • Que ha brindado cooperación científica y tecnológica al Ministerio de Agricultura desde el siglo pasado.

Aún así, al exministro Arias lo condenaron por haber suscrito unos convenios de cooperación con el IICA para la implementación del programa de riego de AIS. Peor aún, lo condenaron a pesar de que la Procuraduría General de la Nación pidió su absolución por falta de pruebas. Y lo condenaron a pesar de que un Magistrado de la propia Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia denunció las anomalías en que habían incurrido sus colegas con el grotesco fallo.

Fue tal la falta de pudor a la hora de condenarlo, que los magistrados no sólo acudieron al voto de una magistrada que no había asistido a una sola de las audiencias del juicio, sino que en el propio fallo reconocieron que no necesitaban exigirle pruebas del supuesto plan criminal a la Fiscalía. Es decir, lo condenaron sin pruebas y por sospecha.

No en vano el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas emitió un demoledor dictamen estableciendo que la Corte Suprema de Justicia de Colombia le había conculcado gravemente los derechos a Andrés Felipe Arias.

¿Cómo entender semejante aberración de la justicia?

En realidad, es fácil de explicar. El proceso penal en contra de Andrés F. Arias por Agro Ingreso Seguro hizo parte de la brutal e ilegal venganza que la Corte Suprema de Justicia de ese entonces desató en contra del Presidente Uribe y su equipo de gobierno. Nunca le perdonaron a Uribe que hubiera tenido el valor de destapar los vínculos oscuros de varios de los integrantes de esa Alta Corte con el narcotráfico, el clientelismo y la corrupción. Por ende, así como condenaron de injusta e ilegalmente a Andrés F. Arias, también condenaron a muchísimas de las personas que sirvieron y defendieron honorablemente el gobierno del Presidente Uribe.

De hecho, muchos años después los medios de comunicación dieron a conocer un audio en el cual varios magistrados de la entonces Corte Suprema de Justicia admitían abiertamente que en los casos de funcionarios del gobierno Uribe había que proceder políticamente y no en derecho.

Y, como si todo esto no fuera suficiente, en 2017 y gracias a una investigación de la DEA, se descubrió que varios de esos magistrados que cobraron venganza en contra de Uribe mediante las ilegales condenas a sus funcionarios, en realidad pertenecían a una organización criminal que se dedicaba a extorsionar a cambio de absoluciones, organización tristemente conocida como Cartel de la Toga.

Eso lo dice todo.

Sin duda, el episodio de AIS no fue más que uno de los tantos instrumentos que los oscuros enemigos del Presidente Uribe han utilizado no sólo para agredirlo e injuriarlo, sino también para cobrarse venganza mediante el asesinato moral y judicial de uno de sus más cercanos y leales defensores.

Para más información ingresa a www.andresfelipearias.com